El Sábado empezamos al Lulabay de Sitges, con nuestro taller de psicomotricidad para niños de dos años.
Una versión muy diferente a la que estaba acostumbrada en mis experiencias con este tipo de actividad, donde se suele utilizar un material en general muy plastificado, costoso y voluminoso.
Esta vez, en lugar del clásico material, he preparado yo misma todo el kit, utilizando otros elementos más naturales que proporcionasen placer sensomotorio parecido.
Me gustaba la idea de la caja de cartón como un elemento básico, simple, sencillo, ligero, plástico...casi inocente.
Sin embargo portador de significado más simbólico, como contenedor de objectos y "seres".
Y que justamente por esas características se presta a ser trasformado según un deseo personal y creativo.
Me interesaba sobretodo observar que tipo de relación y de inversión iban hacer los pequeños participantes.
Utilicé algunos esquemas de la práctica Aucouturier en respecto a la organización del espacio en la dinámica de la sesión y en la metodología.
Empezamos por ejemplo con la "pared", pero en mi nueva versión los bloques naturalmente eran las cajas pequeñas y cerradas!
Al ver la construcción, los peques se lanzaron a por ella tirando todo al viento, obviamente. Era éste el objetivo: empezar la actividad con emoción, pulsión y una gran dosis de auto confianza.
Construir torres y tirarlas empujando una y otra vez, porque el destruir supone para el niño un deseo de autoafirmación que genera seguridad, al ver de que todo aquello que desaparece puede volver a aparecer!
En la sala habían cajas más grandes, en cada una había puesto otro material " secreto": las pelotas de lana, tejidas con ganchillo ( I love amigurumi :-), una variedad de telas por textura y colores, unas bolsas de telas con dentro garbanzos...
Aunque este material ofreció mucho para jugar ( por ejemplo triunfó el juego de hacer saltar las pelotas de la tela, recoger-las y volver a colocarlas dentro, o el juego de equilibrio con las bolsas), el verdadero protagonista del taller ha estado nuestra humilde caja y los juegos más simbólicos hechos con ella/ellas:
la caja se convierte en un tren, un coche, una casa, un túnel, una mascara que tapa la cara y no estoy...
Ha estado una experiencia muy rica :-)...os dejo aquí unas fotos muy muy lindas que ha hecho mi amigo Fernando Bagué... espero que el también se haya divertido.
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